La tecnología de la información y comunicaciones están guiando a los mercados hacia la Era del Conocimiento, en un aprendizaje ascendente y una dinámica que no encuentra eco en la oferta.
Esto lleva en algunos casos a malbaratar los productos y servicios, sin importar si están perdiendo o ganando, con el gran riesgo de desaparecer para siempre del mercado.
Este fenómeno crece día a día, las redes sociales han logrado consolidarse en el gusto de la gente provocando la rebelión de la masas (Ortega y Gasset 1937) en una transformación multicultural y de gran trascendencia para el futuro de la humanidad, quien no entiende este portento se expone a cargar con los pasivos históricos de los cambios de era.
Si el cliente cambia nuestros procesos deben cambiar, actualmente las empresas reciben solicitudes de servicio o compra de productos, es un mecanismo de trueque que ha funcionado muy bien en las ultimas décadas, sin embargo hoy en día ya no es suficiente, constantemente el mercado es bombardeado por excelentes campañas de mercadeo, que vende espejitos de ilusión y esperanza instantánea, capaces de elevar las ventas a corto plazo provocando una miopía directiva al escuchar el sonido de las cajas registradoras en su abrir y cerrar.
El dirigente de la nueva era debe ajustar su visión hacia la era del conocimiento que es precisamente hacia donde se dirige el mercado, y apalancarse en al tecnología para tomar impulso hacia la nueva realidad del mercado, las TICS no deben verse como un fin de la empresa, mas bien son los medios que van a ayudar a posicionar sus productos y servicios en corto y mediano plazo, se deben aprovechar estos mecanismos para iniciar un proceso de educación al cliente, como un puente de acercamiento hacia él, en un enamoramiento continuo en búsqueda de la lealtad del mismo, sin embargo, los dirigentes deben hacer reflexiones mas profundas para poder atender esas demandas visualizando las estrategias que darán vida a las estructuras operativas que se ajusten de manera oportuna a las necesidades del cliente detectadas en éste dialogo constante y crear los ambientes de desarrollo continuo para ofrecer estas acciones.
Así como la gran mayoría de los empresarios en México no fueron enseñados para serlo, el cliente tampoco recibió instrucción alguna para serlo, ambos crecieron juntos a prueba y error, con la gran desventaja para el empresario de “el que paga manda”.
Eso hace que la tarea se duplique al tener que ofrecer productos y servicios de calidad y mantener contentos a los clientes.