Nos encontramos en una dinámica de cambios estructurales en el pensamiento de la humanidad, la forma en cómo nos organizamos se encuentra en un caos total, la diversidad de pensamiento donde los grupos minoritarios buscan un posicionamiento que se les escapa de las manos, un país que crece a ritmos muy lentos, un lugar donde los más pobres se vuelven más pobres y los ricos dudan de su capacidad para generar riqueza.
Una sociedad que margina al viejo y mal educa al joven, donde ser el mejor sin importar el cómo se convierte en el pan de cada día, una sociedad que ahoga sus sueños en un vaso de agua, donde la pasividad permite que el ser individual sobresalga de los motivos colectivos, donde todos se cuidan de todos y se sienten cada vez más solos, sin una razón que justifique su existir, donde se cuestiona la doctrina Patrística[1] y las masas se mueven a donde la corriente las lleva, sin importar el rumbo.
Estos acontecimientos se reflejan en la conducción de las empresas, en la falta de interés por construir pilares firmes del crecimiento social y formativo, y no por falta de voluntad, más bien por temor a lo desconocido, un desconocimiento total del porque estamos aquí, donde la pereza de pensamiento los atrapa lentamente.
Modificar el rumbo no será tarea fácil, romper las inercias que marcaron tendencias en todos los sentidos convierte a este ejercicio en un proceso complejo y tenebroso que necesita de la participación de cada uno de los actores en la construcción del desarrollo de las organizaciones.
Para revertir este fenómeno universal es necesario desarrollar habilidades sociales que se incrusten en el devenir diario de los equipos de trabajo, desde la capacidad para organizar a la gente, hasta la creación de valor hacia el cliente.
Es un proceso gradual que requiere una mezcla incesante de voluntad y conocimiento, donde el compromiso juega un papel importante y la asesoría del líder es parte medular de este planteamiento.
Las redes sociales es una forma de lograr este cometido, la capacidad de respuesta para convertir datos en información valiosa y traducirla en conocimiento se convierte en la fuente de generación de riqueza[2], este esfuerzo debe ir acompañado de un fuerte dosis de pertenencia, equipos de trabajo con una mística que refleje su razón de ser y el cliente lo note en los productos y servicios que recibe.
Las visitas virtuales a través de medios electrónicos, videoconferencias a distancia, videos en la red, mensajes en línea, son herramientas que acercan al líder a sus seguidores, logran su objetivo si y solo si se tiene una visión de negocio trascedente que se adapte a los tiempos, vivirla en todo su esplendor y transmitirla con pasión hasta el último rincón de la organización, donde el conocimiento este a la mano del que lo necesita, donde éste se encuentre disperso por toda la organización como una herramienta de trabajo y no como un arma de poder, donde los valores anteceden a los intereses, la ética se práctica por convicción antes que imposición, donde la verdad se busca de manera sistémica en la cotidianez operativa bajo esquemas de innovación y mejora continua de manera natural[3], donde la estética promueve la calidad de los productos y servicios que se ofrecen al cliente, es un esfuerzo completo que fortalece y da vida a todos los actores nucleares en la empresa.